jueves, 25 de febrero de 2010

¡Marzo en el MALBA!


Primera parte: Todo Play es una cuestión moral.

En una época en la que el dvd comienza a demostrar que sí, efectivamente, es un frágil método de almacenamiento y en la que el Blu-Ray amenaza a la vuelta de la esquina, no podemos evitar recordar el VHS, formato de video noble, si los hubo. Estamos de acuerdo: era insufrible rebobinar todas los cassettes; cuando la video tragaba la cinta era una verdadera pesadilla y su tamaño era muy distinto al de un cd. A veces había que lidiar con las normas, Pal-B, Pal-M, NTSC, o decidirse entre SP, LP ó SLP. Pero la calidad puede esperar, porque acá estamos hablando de otra cosa.

Hablamos de una época en la que el cinéfilo podía llevar un control de lo editado, en la que existían otros tiempos entre el estreno en cine, el video y el cable, en que se hacía mandatario alquilar cuatro o cinco películas por fin de semana pensando en cada miembro de la familia. El VHS fue un insuperable compañero de cientos de millones de veladas alrededor del mundo y eso lo transforma en una presencia tan poderosa que su existencia será justificada por siempre. Es indiscutible: el VHS democratizó al cine.

Si tuviésemos que señalar las principales culpables de esta -en apariencia- esquizofrénica selección, no hay que buscar mucho: fueron las cajitas, los boxes, el “arte de tapa” de cada una de estas películas. Porque esa gráfica generadora de recuerdos es fuertemente identificable en cada caso, funcionando como seductor canto de sirena, golosina visual, promesa de diversión, pasaporte a lo inesperado.

Todas las películas aquí enmarcadas sirvieron, precisamente, de marco para toda una generación que creció al arrullo de las rebobinadoras de VHS, reservando los estrenos antes de que lleguen a los videoclubes, amontonándose en casas de amigos para volver a vivir esa escena en la que RoboCop perfora el vestido de una dama para hacer impacto en las partes de un caballero, repetir hasta el hartazgo las líneas de diálogo de ¿Y...dónde está el piloto?, o el vidrioso monólogo del Travis de París, Texas.


Pero ante todo, sirve de mapa de situación de una generación que se crió más cerca de la tele que del cineclub, quizás como consecuencia de ese malsano virus que se fue comiendo a todas las salas de barrio y el interior. Lo de generación, entonces, no es casual: es muy probable que a comienzos de los ´90 más de uno haya alquilado al menos tres de estas películas juntas. Y no tres similares, sino tres títulos incongruentes que sólo podían cobrar esa lógica matemática en la era del VHS. Allí, uno veía TODO, llámese explotation, melodrama francés o comedieta adolescente. Esta es la Generación VHS.

Dos aclaraciones. La primera: detrás de las sinopsis de cada película, en algunos casos sacadas de las correspondientes cajitas, se detallan la empresa editora y el slogan o tagline que servía de frase comercial para cada título.

La otra aclaración puede parecer obvia, pero se hace pertinente: ninguna de estas películas será proyectada en VHS. Por suerte…

¡Ah! Nos olvidábamos. Si tuviésemos que ponerle slogans a esta selección hay dos que se llevan las palmas. La primera parafrasea el lema de una cadena de farmacias:”lo mismo, pero más barato”. La segunda es un bonito cierre para estas líneas, si se tiene en cuenta algunos de los títulos programados: “Esta vez fueron demasiado lejos…”


Programación: Marcelo Alderete, Pablo Conde.

1 comentario: