martes, 22 de marzo de 2011

G-VHS 3 - ¡Una vez más!

Generación VHS 3: el formato de tus pesadillas

El play como método de supervivencia.

Pasó un año exacto desde la primera parte de Generación VHS. Un año en el que la cadena más grande de videoclubes a nivel global sucumbió por miles de razones. La forma de ver y entender el cine está cambiando de manera constante, como viene sucediendo desde su invención. Lo que no cambia es el placer de disfrutarlo que tiene el espectador.

En la edición anterior de este ciclo (¿trilogía?, ¿malsana costumbre?), cerrábamos la introducción diciendo que de existir esta tercera edición, seguramente seguiríamos pidiendo reconocimiento -o al menos un saludo en la calle al cruzárselas- a cientos de figuras que acompañaron el crecimiento de esta Generación VHS, criada con un control remoto en la mano con teclas de nombres indescifrables, como FF o REW.

Pues bien, aquí estamos y desde aquí seguimos reclamando. Que el mundo recuerde lo bueno que era Woody Allen, que se vuelva a sorprender con el carisma de Belmondo, los (sub) productos de productoras como Cannon y New Line, que reviva la intensidad de los mejores momentos de Darío Argento, John Carpenter o David Cronenberg, que sepa de la existencia de Joe D´amato. Bueno, quizás esto último sea un poco excesivo…

En pocas palabras, creemos (sabemos) que revisitar ciertos hitos del pasado no sólo tiene su lado positivo, sino que es una experiencia necesaria y vital. Siguiendo las usualmente caprichosas políticas editoriales de las empresas de video, en la época en la que reinaba el VHS, el estreno en dicho formato no siempre era la novedad. Como si uno alternara sus visitas al cine entre el cineclub y la sala comercial, la mezcla de títulos, tonos, estilos y épocas era vigorizante, logrando afinidades electivas de insospechado poder. El cine, después de todo es una necesidad, un escape, un refugio: qué mejor que tener todos los refugios posibles a mano.

Esta tercera selección sigue insistiendo en la necesidad de prestarles la misma atención a gigantes fílmicos como El francotirador, El huevo de la serpiente o El tambor, como a títulos más populares, como Melody, Christine o Hermanas diabólicas y que todas ellas convivan con películas más lejanas -en teoría-, como Bob & Carol & Ted & Alice, Austin Powers o No entren en la casa, por enumerar algunas.

El video fue el principio de los viajes auto planeados: uno decidía en qué momento visitaba Fantasía, Metrópolis o Tatooine, la Casablanca de la Segunda Guerra EscucharLeer fonéticament DiccionaVer diccionario detalladoo la distópica Los Ángeles de Blade Runner. El pasaje era una cajita con un videocasete con dos ventanas grandes, que dejaban ver cómo avanzaba esa cinta que nos transportaría allí, a dónde quisiéramos. El libre albedrío cinéfilo. Siempre y cuando la película elegida no esté alquilada, por supuesto.

Este ciclo propone revivir muchos de esos viajes. Seguir dándole lógica a esta nueva forma de ver cine que implica disfrutar del desparpajo fílmico tanto como del academicismo. Las películas, después de todo, con quien deben mantener diálogo diferenciado, es con cada espectador. Aquí hay muchos niveles de discurso, muchas formas de ver y entender el cine. ¿No es algo glorioso?

Una vez más, queremos levantar un educado dedo acusador a Fernando Martín Peña, que nos ha abierto las puertas a una inconmensurable cantidad de películas. Todavía estamos nadando ahí, felices…

Por si es necesario remarcarlo: todas estas películas serán exhibidas en fílmico, no en VHS. Después de todo, ese formato sí que era una pesadilla…

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